S o l e d a d . S a n t i a g u i n a
Fiestas Patrias en Santiago... Cinco días de ciudad vacía, silenciosa, limpia. Las calles fantasmas invitan a la reflexión.
Hasta la Iglesia está de feriado. Y Vespucio reina en una tranquilidad única.
Ni un alma caminando por Vitacura. Observo los detalles a mi alrededor sin tener que esquivar autos ni miradas ajenas.
Edificios cuidados y jardines pulcros. Todo en orden. No parece sudamérica. Podría reflejar cualquier lugar. ¿Dónde está la identidad? Quizás en todo y en nada a la vez.
Hasta la Iglesia está de feriado. Y Vespucio reina en una tranquilidad única.
El Club de Polo aparece como una postal fuera de lugar, el zoom de la mini cámara me trae recuerdos de la campiña inglesa. El gris del cielo acompaña. Los caballos también descansan...
Y en el mirar atento se encuentran muchas cosas... desde marañas de cables a la primavera que se asoma...
Cuanto poder guardan los ojos, que con su mirar hacen aparecer y desaparecer tantas cosas, tantas personas. Como cuando nos miran y nos descubren, y nos recuerdan quien podemos ser.
¿Con cuanta bondad miramos a nuestro alrededor? ¿Cuánto recelo guarda el entrecejo?
Al final del día, el maravillarnos con la vida, por más cursi que suene, es una decisión propia.
Y no puedo sentirme más que agradecida.
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